En las veredas de Ubaté ya es común ver a campesinos llegar con costales llenos de botellas, cartón y chatarra. No es basura: es ahorro. Desde 2021, más de 100 toneladas de residuos reciclables han sido canjeadas por productos de la canasta familiar gracias a Biotrueque, un programa impulsado por la Empresa de Servicios Públicos de Ubaté (Emservilla), para promover el manejo adecuado de los residuos sólidos en las zonas rurales del municipio.
“La estrategia nace como una herramienta para evitar que los residuos reciclables terminen en ríos, quemados en los patios o regados en las veredas”, explica Miguel Gonzalez, gerente de Emservilla, quien resalta que el Biotrueque también busca “beneficiar directamente a las comunidades rurales y a los recicladores de oficio”.


El mecanismo es sencillo: los usuarios entregan residuos aprovechables (plásticos, cartón, vidrio, aluminio, cobre, chatarra), y a cambio reciben productos como arroz, panela, café, lentejas, sal, gorras o útiles escolares, según el peso y el tipo del material.
Cada residuo tiene un valor en biopuntos, que luego se traducen en bienes. “Un kilo de cartón o de plástico no tiene el mismo valor que uno de aluminio o cobre, por eso hacemos una clasificación cuidadosa para que el intercambio sea justo”, explica Gonzalez.
Las jornadas se programan cada tres o seis meses, según la participación de cada vereda. Las comunidades con mayor compromiso —y por ende más beneficiadas— son Sucunchoque, Guatancuy, Soagá, Volcán, Tausavita y Apartadero.
“En 2021 recolectamos 16 toneladas, en 2022 26,7 toneladas, en 2023 más de 30 toneladas, y en 2024 se superaron las 34 toneladas”, destaca el gerente, quien reconoce que este crecimiento ha sido sostenido gracias a la apropiación de las comunidades.
Un cambio en los hábitos
Más allá del canje, Biotrueque ha transformado la forma en que los habitantes rurales entienden la gestión de residuos. “Los residuos ahora tienen valor”, dice Gonzales. “Lo que antes se quemaba o se arrojaba al campo, hoy se separa, se cuida y se lleva limpio para ser entregado”.
Incluso las instituciones educativas se han sumado. Algunos colegios reúnen material y lo entregan colectivamente, otros lo acumulan mensualmente y, a cambio, reciben útiles o artículos escolares. “Con los docentes hemos logrado que los estudiantes se involucren. Ya no es raro ver a los niños hablar de reciclaje en casa”, afirma.

En marzo de 2023, la estrategia fue reconocida por la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios y Andesco, en la categoría “Promoción del uso sostenible de los servicios públicos”. Fue uno de los pocos programas destacados entre más de 30 empresas prestadoras del país.
“El Biotrueque no solo ayuda al medio ambiente, también genera impacto social, dignifica el trabajo de los recicladores y promueve la economía circular”, explica el gerente.

Desafíos y futuro
Uno de los principales retos ha sido la inestabilidad del mercado del reciclaje: la caída de precios de los materiales aprovechables y el aumento en el costo de los productos que se entregan a cambio afectan la sostenibilidad financiera del programa.
“A pesar de eso, la estrategia se mantiene estable”, asegura Gonzales. “La comunidad ya lo espera. Es una actividad que hace parte de su rutina y queremos seguir fortaleciéndola”.
Por ahora, el programa no contempla expandirse a otros municipios. El objetivo es seguir consolidando el Biotrueque en las veredas de Ubaté y fortalecer la cultura ambiental en el territorio.
“Con esta estrategia no solo protegemos nuestros recursos naturales, también generamos conciencia, educación y bienestar”, concluye.