Según información de la Agencia Nacional de Minería (ANM), en Cundinamarca existen 978 títulos mineros, de los cuales hay 70 en exploración, 59 en construcción y montaje, y 849 en explotación. Así, la minería equivale al 1,1 por ciento del producto interno bruto del departamento, según cifras del Dane.
Solamente en Guachetá existen 157 minas de carbón, manejadas por 58 empresarios que emplean a 2.568 personas, colocando a esta industria como principal fuente de empleo, al igual que en Cucunubá, Lenguazaque y Sutatausa.
La responsabilidad social
Para Otto Giraldo, gerente general de Coquecol, -una de las empresas líderes en la comercialización de carbón y la producción y exportación de coque-, el programa de responsabilidad social les permite abordar cuatro ejes de trabajo: educación, proyectos productivos, colectivos de comunicación y voluntariado, en beneficio de los territorios en donde hacen presencia. “Nuestro programa de responsabilidad social ya está maduro y lleva más de 15 años”, acota Giraldo.
La Fundación Coquecol es la entidad a través de la cual se canalizan todas las ayudas. “Tenemos a 50 estudiantes beneficiarios en la Uniminuto de Zipaquirá, Ubaté y Soacha. Apoyamos a 600 estudiantes con kits escolares, ambientes de aprendizaje y laboratorios para todas la escuelas en Guachetá”, indicó Cristina Munévar, coordinadora de la Fundación.
Y es tal el aporte de esta Fundación que, según Giraldo, han encontrado escuelas rurales sin vidrios, ventanas y buena iluminación, con malos pisos, tableros, y las han transformado en espacios aptos de aprendizaje. “Hoy en día, en las unidades (escuelas) que hemos intervenido, ya están de primera calidad”, cuenta.
Entre otras cosas, la Fundación Coquecol, resalta el trabajo realizado en las escuelas de Peñas de Cucunubá y Peñas de Guachetá como ejemplo claro de su labor. “Debimos hacer una remodelación total, gracias a una alianza entre la Colomboamericana, Promincar y Coquecol, las cuales entregamos a la alcaldía para su uso”, agrega Munévar.
Entre los ejemplos resaltan también al Colegio Miña, en el cual se realizaron adaptación a unidades sanitarias, oficinas de rectoría, laboratorios de biotecnología, y el colegio El Tránsito de Guachetá, donde entregaron pintura, elementos para laboratorio y para la emisora escolar.

Para el alcalde de Guachetá, Pablo Quicazán, la minería representa el 67.5 por ciento de la economía y están articulados con las empresas mineras para aportar a la inversión social en los fondos de educación y seguridad que se han creado. “De la utilidades recibidas alimentamos el programa de becas. Cuando llegamos a la administración habían 12 muchachos becados, y hoy tenemos 141. La idea es llegar a unos 300 alumnos becados”, señala el primer mandatario del municipio.
Agricultura
Proyectos productivos y de emprendimiento también son apoyados. Tal es así que las granjas agrícolas y avícolas en Guachetá recibieron una donación de 25 a 30 gallinas por granja, con la que la mayoría de los emprendedores arrancaron, sumando un total de 3.500 gallinas, que hoy ponen cerca de 2.800 huevos diarios.
“Hacemos convenios con el SENA, capacitamos a la gente en la casa de la Fundación y al fin de cada curso hacemos una donación de 25 a 30 gallinas por granja. Les damos todos los materiales para que hagan el galpón, les damos alimentos para las aves durante seis meses y ya estas granjas se vuelven autosuficientes y empiezan a crecer solas. Ya hoy tenemos unidades individuales que tienen 350 gallinas”, resalta Giraldo.

Al igual que Coquecol, son varias las empresas mineras que se suman al aporte social. Tal es el caso de La Sociedad de Productores Mineros de Carbón de Guachetá, (Promicar), que cuenta con 26 minas de carbón y emplea a 520 personas. “Nosotros estamos invirtiendo en programas de becas de la alcaldía, como en temas ambientales. De la mano de la Federación de Productores de Carbón de Cundinamarca (Fedecundi), hicimos un proceso de reforestación de cerca de 5.000 árboles en veredas y sectores de Guachetá”, narró Orlando Bautista, gerente de Promicar.
Para el gerente de Coquecol la responsabilidad social no es una obligación sino una convicción. “Es una forma en que la comunidad y la empresa pueden ir creciendo de la mano”.
Minería ilegal
Estimaciones de la ANM indican que por cada título minero legal hay dos explotaciones artesanales que pone en riesgo al sector debido al deterioro al medio ambiente y al riesgo de accidentalidad.
El alcalde de Lenguazaque, Camilo Lara, ya ha cerrado más de 25 minas ilegales en lo corrido de 2017. Sin embargo, indica que han apoyado a los asociados para que tengan sus áreas de reserva especial y también sus títulos y licencias mineras. “Desde la nueva Secretaría de Desarrollo Rural, Minero y Ambiental hemos ayudado, ya que muchos mineros llevan años buscando legalidad y la CAR y la ANM no les ha dado esa oportunidad y nosotros como administración hemos buscado la fórmula para que ellos puedan tener esa certeza de que puedan trabajar con todas las normas”, indica.
Por su parte Quicazán resalta que en este municipio no existe minería ilegal. “Guachetá es el único municipio que no tiene ese problema. Los que no cuentan con la licencia ambiental ha sido por negligencia de la CAR, quienes no han querido otorgarlas con más de 15 años de haberlas solicitado. Pero lo que es el título minero, todos los tienen. No hay uno que sea ilegal”, concluyó el burgomaestre.
El daño ambiental, la otra cara de la moneda
Cundinamarca se ha caracterizado por ser un departamento con vocación agrícola. De los 2,4 millones de hectáreas, 64 por ciento se destina a la agricultura y la ganadería. Sin embargo, la minería ha venido quitándole terreno, amenazando a la vez las zonas de páramo. Y aunque el sector minero resalta que la explotación del mineral ha traído desarrollo en los municipios, lo que realmente preocupa a los ambientalistas son los efectos irreversibles sobre el ambiente y los daños a la comunidad, al vulnerar “su derecho al agua, al acceso a la tierra y a un ambiente sano”.
Sin embargo, la ‘Minería Bien Hecha’ es el sello con la que este sector quiere enmarcar la explotación. “Estamos cambiando, avanzando, transformando y modernizando un sector que es necesario para el país. Estamos seguros de que la discusión se puede hacer de manera informada. Estamos convencidos de que los líderes locales y las comunidades también pueden hacer parte del cambio, no rechazando una oportunidad como la minería bien hecha, sino siendo veedores de la misma y del uso de los recursos que allí se originan”, resaltó la Presidenta de la ANM, Silvana Habid.
JORGE SUAREZ CELIS
@jorge1suarez
REDACCIÓN LA VILLA