El 12 de abril de 1992, cuando el municipio de Ubaté celebraba sus 400 años de fundación, los habitantes de Ubaté eran testigos del nacimiento de la banda marcial del Colegio José Antonio Galán, que ese día recorría las calles que hoy, 25 años después, sigue recorriendo.
Para Gonzalo Quijano, director administrativo de esta institución, recordar ese día es sinónimo de lucha, ya que la recién creada banda hacía honor a la esencia del colegio que fue fundado por el sindicato de los trabajadores de la desaparecida Cicolac. “Nuestro colegio, a pesar de ser privado, tiene un objeto social y es sin ánimo de lucro. Atravesamos dificultades económicas, pero tenemos la fortuna de contar con padres comprometidos que desde el inicio han sido serviciales”, acota Quijano.
Y es que desde el inicio no ha sido fácil. Como lo indica Quijano, la institución y la Asociación de Padres de Familia han trabajado hombro a hombro para la consecución de los equipos de la banda marcial. De a poco, han reunido recursos que a lo largo de estos años les han permitido consolidar un banco de instrumentos que han sido clave para participar en concursos y festivales, donde generalmente los premios son más instrumentos y equipos.
Hoy ya cuentan con los bastones mayores portados por las alumnas Karen Sofía Rodríguez Rocha y Mónica Buitrago; ocho liras, tres cornetas, platillos, redoblantes, bombos y timbas. Además, la banda mantiene un estilo tradicional. “Antiguamente eran las mal llamadas “bandas de guerra” y hoy se conocen como bandas de honor o de paz”, cuenta Quijano.
La banda de honor del Colegio José Antonio Galán cuenta con 35 integrantes y es mixta. Niños y niñas entre los 7 y los 12 años y jóvenes de 15 y 16 son los encargados de darle vida a esos instrumentos.
A pesar de que son más los infantes, durante los festivales participan en la categoría juvenil, por tener miembros de 15 años, los cuales no son permitidos en la categoría infantil. “El año pasado participamos en Mogotes, Santander, y ahí obtuvimos el tercer lugar entre bandas marciales que cuenta con muchachos de mayor edad, porque no podemos participar en la categoría infantil por tener niños de 15 años, y podían descalificarnos. Nos superaron bandas con renombre nacional, como la Rafael Núñez de Bogotá, que son como tres bandas en una; y ocupar un tercer lugar en esa categoría es satisfactorio, porque somos más infantiles que juveniles”, recuerda Quijano.
Todos los años participan en el Festival de bandas de Sutatausa que en 2014 y 2015 les otorgó el reconocimiento por mejor tambor mayor, mejor percusión y mejor conjunto de liras.
Bajo la dirección de Ricardo Rivera la banda entrena todos los días. Los martes y viernes se realiza ensayo general, en los que trabajar orden cerrado, toque y se preparan las presentaciones y las revistas. Los lunes, miércoles y jueves, hacen ensayos específicos, donde refuerzan las debilidades.
“Parte del éxito de la banda es la constancia y el compromiso de los niños y de los padres, que han apoyado todas las actividades. Sin embargo, es una banda en formación y hay mucho por construir y por hacer”, indica Quijano.
Los alumnos que hacen parte de esta banda marcial saben que deben ser autocríticos. Para Quijano, la clave es participar en el marco de un espíritu de sana competencia. “Nos gusta participar y respetamos a quienes participan con nosotros, porque de todos aprendemos y trabajamos con humildad para representar los valores del colegio”, concluye.
El próximo festival en el que participarán será en Sutatausa y evalúan próximos compromisos en el calendario para continuar mostrando el talento de las bandas de honor ubatenses.
REDACCIÓN LA VILLA