Jorge Alcides empezó cuando la basura se recogía en camiones, vio pasar a siete alcaldes, llevó la basura al antiguo botadero ubicado en el sector de Las Brisas e inauguró el turno de madrugada. Hoy, tras 24 años limpiando la basura de las calles de Ubaté, logró pensionarse y ahora disfruta de un merecido descanso.
El 24 de septiembre de 1996, Jorge Alcides Santana Molina ingresó a trabajar al municipio de Ubaté en la entonces Oficina de Servicios Públicos como operario de aseo. Sin pensarlo, firmó el primer contrato laboral del trabajo que a la postre sería el boleto para lograr su pensión.
Con nostalgia, ilusión, la satisfacción del deber cumplido, y con 64 años cumplidos, recuerda esos primeros días. “Yo trabajaba en la finca de Novilleros, entonces resultó la oportunidad de trabajar en la Oficina de Servicios Públicos como operario, llevé los papeles un lunes y el miércoles siguiente ya entré a trabajar”, relata Jorge Alcides.
Menciona que en esos días el horario laboral empezaba a las 7:00 de la mañana, la basura se recogía en camiones y se llevaba al entonces ‘botadero’ ubicado en el sector de Las Brisas.
Como ayudante de volqueta duró 12 años, luego pasó a ser parte de los conocidos ‘escobitas’, labor que cumplió hasta hace una semana, cuando cumplió los años, meses, semanas, días y horas de trabajo que le permitieron salir pensionado. “Nosotros inauguramos el horario de madrugada, el cual se implementó para que Ubaté amaneciera limpio”, dice.
(Lea también: ‘Los Escobitas’, los responsables de limpiar las calles de Ubaté)
Los días sábado, domingo y lunes su jornada laboral empezaba a los 2:00 de la madrugada, hora en la que se levantaba; los días martes y jueves, a las 3:00, y los días miércoles o viernes, descansaba. “Empezábamos temprano a barrer las calles del pueblo para que amaneciera limpio. A las 8:00, por tarde 9:00 de la mañana, ya todo estaba organizado”, cuenta.
Recuerda a ‘El Palomo’ y a ‘La Muñeca’, nombres con los que bautizaron a los vehículos recolectores; al igual que a sus compañeros de lucha, como menciona, y no es para menos, pues fueron más de tres mil días de compartir con diferentes personas, algunos de ellos considerados casi como familia.

En su último día, la Empresa de Servicios Públicos de Ubaté (Emservilla) lo despidió con una placa, una torta y muchos aplausos, un pequeño reconocimiento a esta loable labor que desempeño día a día. “Que la virgen me de muchos años más de vida para disfrutar mi pensión”, se despide Jorge Alcides con una sonrisa en su rostro.
Merecido descanso para don Jorge Alcides.
REDACCIÓN LA VILLA