El 20 de octubre de 2015, Néstor Guillermo Franco, fue asignado como director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), para el periodo 2016 – 2019. Luego de 20 meses de su administración, Franco enfrenta varios retos al frente del ente ambiental, entre los que se cuenta la recuperación del Río Bogotá y la Laguna de Fúquene.
Sobre este último, el alto funcionario habló con LA VILLA de los trabajos que ha liderado en la Laguna de Fúquene, fuente hídrica rodeada por más de 200 mil personas en su área de influencia y en la que, además, agricultores y ganaderos se han quedado con buena parte de su territorio.
La CAR lidera buena parte de su recuperación en una zona en donde, según estudios, pueden haber 200 mil cabezas de ganado para la producción lechera y 50 empresas industriales en el sector de productos lácteos, actividades que han incidido notablemente en el estado actual del río Ubaté y la Laguna, pues este ecosistema hídrico, además de haber perdido territorio, también se ha visto afectado por la contaminación de agroquímicos, fungicidas heces fecales y orina, producto de la ganadería, así como de las aguas no tratadas de las poblaciones que hacen parte de la cuenca.
Franco habla sobre las inversiones, las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) y sobre la constante lucha por recuperar el espejo de agua que se ha perdido.
EL 1 de febrero, en Chiquinquirá, se firmó el Pacto Fúquene, en el que los gobernadores de Cundinamarca, Boyacá, Santander y la CAR, se comprometieron a la recuperación de la Laguna de Fúquene, con una inversión que supera los 270 mil millones de pesos, en donde cada departamento aporta 30 mil millones y la CAR 180 mil, ¿Qué pasó con ese dinero?
Del cierre financiero que yo le planteé al Gobierno Nacional y a los gobernadores se tienen asegurados en este momento 180 mil millones de pesos de la CAR a través de una línea de crédito que ya está aprobado por el Consejo Directivo, y estamos obteniendo la aprobación de Planeación Nacional, requisito obligatorio para poder monetizarlo.
Las gobernaciones de Cundinamarca y Boyacá ya tienen los proyectos registrados cada Órgano Colegiado de Administración y Decisión (OCAD) departamentales, porque ambos aportes van a salir en 2018 y 2019, con 15 mil millones por año. Para el caso de Santander, todavía no ha definido si puede o no aportar, ahí siguen haciendo estudios, aunque yo confío en que el Gobernador Didier Tavera Amado de el sí final a la partida que él manifestó gestionar desde el departamento de Santander.
La PTAR de Ubaté es una obra clave en la recuperación de la laguna de Fúquene, ¿Para cuándo finalmente empezaría su construcción?
La PTAR de Ubaté ya está contratada y el contratista, Consorcio PTAR Ubaté, está haciendo ajustes a diseños y se tiene previsto iniciar obras a más tardar la última semana de enero de 2018. En la medida en que nosotros empecemos a tratar las aguas residuales de Ubaté, va a ser menor la carga contaminante que le entra a la Laguna y obviamente va a disminuir la presencia de lodea y de buchón que se alimenta de la materia orgánica que generan en Ubaté y en todos los municipios aledaños.
Se conoce que desde el año 1934, la Laguna de Fúquene perdió 15 mil hectáreas de su espejo de agua, hoy continúan las amenazas, en parte por las malas prácticas industriales que arrojan el agua sin tratar al afluente, razón que ha llevado a la CAR a sancionar este tipo de conductas, ¿Eso es suficiente?
Vienen más sanciones en la medida que los industriales de la zona continúen en seguir vertiendo agua sin tratamiento a la Laguna, pues no habrá mas remedio que sellarles. A las industrias, sobretodo las de lácteos, la invitación es a que monten sus sistemas de tratamiento, que a pesar que signifique un costo, no es excesivo y si se garantiza el cuidado de la Laguna. Por otro lado, reputacionalmente, es muy importante hoy que una industria sea la que le diga a sus consumidores que son responsables con su medio ambiente. De nada sirve tener un gran mercado si somos irresponsables ambientalmente.
En la lista de sancionados se conoce que la empresa Colfrance fue reiterativa en esa conducta de verter sin tratar a la Laguna.
Nosotros encontramos en flagrancia dos vertimientos de Colfrance, que lamento mucho porque es una empresa láctea con un enorme reconocimiento en la región y ha hecho mucho por la misma, pero el llamado es a que hagan un esfuerzo mayor para que el pre-tratamiento de sus residuales o vertimientos, sea montado y funcione correctamente. Pero obviamente los expedientes sansonatorios sobre esos vertimientos ya se encuentran abiertos y se tomarán decisiones a mediano plazo.
En la actualidad, ¿Qué trabajos se le están haciendo a la Laguna de Fúquene?
Ya se está terminando un contrato que se celebró durante la administración pasada y está pronta su ejecución. Se hizo la recuperación de una muy importante área del espejo lagunar. Se extrajeron más de un millón 200 mil metros cúbicos de material de sedimento, el cual fue aprovechado para mejoramiento de suelos en la zonas aledañas y ya se puede observar una parte del espejo recuperada con el compromiso del contratista antes del 30 de octubre, día que termina el contrato de eliminar unos carreteables que dentro de su método constructivo había hecho para facilitar el tráfico para el cargue y descargue de volquetas, los cuales desaparecen al momento de la entrega definitiva de la obra.
Luego del 30 de octubre, ¿Qué sucederá con esos trabajos?
La Corporación asume la intervención directa y yo confío que en un corto plazo tengamos maquinaria de gran tamaño trabajando directamente en la Laguna para recuperar el espejo.
Desde 1934, la Laguna ha perdido el 83 por ciento de su territorio original y hoy tiene 2960 hectáreas que le quedan, ¿piensa que se puede ampliar más?
Nosotros tenemos un dato de 3.080 hectáreas y eso es lo que vamos a mantener como compromiso en la Laguna. Ya no podemos recuperar el espacio que fue adjudicado legalmente a ciudadanos durante la época en que, por cuenta de una política pública, se dispuso su desecación, o sea en la época de Bolívar y en el siglo pasado, cuando se entendió que había que desecarla para favorecer tierra agrícola. Ahora tenemos es que recuperar sobre el espejo que nosotros encontramos en 1990, porque si nos vamos a 1934, con las 8 mil hectáreas, o nos devolvemos un poco más atrás y encontrar que todo el valle de Ubaté era laguna, pues eso ya no es posible. La Laguna ya está delimitada y eso es lo que tenemos que recuperar. De hecho, ya hemos recuperado varios predios de algunas personas que ya habían cercado.
¿Cuál es el mayor problema que, a su juicio, se tiene para su recuperación?
El mayor problema es la soledad en que se encuentra la CAR para buscar los recursos. Nosotros, pese a que le hemos insistido al Gobierno Nacional de que se sume a esta gran iniciativa de ‘Laguna de Fúquene, todos de Corazón’, debiendo ser el mayor aportante, no hemos recibido respuesta positiva y tan solo hemos tenido la expresión y el compromiso del gobernador de Boyacá y Cundinamarca para acompañarnos en el cierre financiero de este proyecto.
Y el segundo gran problema es que debemos dotar a los municipios con PTARs para evitar que siga llegando materia orgánica a la Laguna, pero lamentablemente ninguno de los municipios tiene capacidad para operarla y el Ministerio de Vivienda nos tiene bloqueados porque no nos deja hacer las plantas en razón a que no son operables vía tarifa (que se pague por medio de factura en los servicios públicos). Además, no se permite a otras entidades concurrir en su operación (la CAR o la Gobernación): si yo quisiera poner dineros de la CAR para operar las plantas, me sancionan por peculado. Son políticas que toca modificar para poder respaldar a los municipios que no tienen presupuesto.
Jorge Suárez Celis
REDACCIÓN LA VILLA