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En ciclomontañismo, downhill y BMX. Los protagonistas de la bicicleta en 2015

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Sara Sofía Osorio Veloza, BMX

‘Sarita’, la niña que cambió las muñecas por la bici

“¡Qué no se vaya a caer! ¡Qué llegue primero!”, esas fueron las palabras que Eddy Veloza, en medio del desarrollo de la tercera válida de la Copa Peñamonte, gritaba emocionada desde las gradas viendo a su hija, Sara, saliendo en su bicicleta desde el partidor de cinco metros en la pista de súper cross Peñamonte.

Minutos después, Eddy se encontraba frente al podio, con el corazón hinchado de orgullo, tomando el celular con sus dos manos muy pendiente de captar el momento preciso en el que Sara recibiría la medalla de oro al ocupar el primer puesto de esta competencia.

Esa medalla no es la única que esta ubatense de tan solo seis años ha logrado desde que practica la disciplina, que ya le dio un oro olímpico a Colombia: el BMX. En el mismo acto, Sara recibió otro de oro por repetir primer puesto en la segunda válida, la cual había sido aplazada por dificultades climáticas.

Es así como Sara a su corta edad y con un poco más de cinco meses practicando este deporte, ya empieza a familiarizarse con el podio. “En la primera válida ocupó el quinto puesto, pero luego de eso empezó a ganar”, contó alegre Eddy.

Sara Sofía Osorio Veloza es el nombre completo de esta pequeña que ya empieza a ser tema de conversación en las panaderías, los parques y los colegios del municipio, debido a su destacado desempeño deportivo. Cursa apenas primero de primaria en el Liceo de los Reyes y es amante del dibujo animado Pepa La Cerdita.

“Desde que la trajimos a mirar la Escuela de Formación, en el mes de febrero del 2015, cuando abrieron las prácticas de BMX, a ella (Sará) le gustó mucho este deporte, y como no queríamos dejarla en la casa viendo televisión pues la inscribimos y le compramos todo lo que necesitaba: bicicleta, uniforme, accesorios. Y ahí empezó”, narró Eddy.

Con la indumentaria lista y la expectativa intacta, Sara emprendió un camino que para muchos será muy exitoso. “Ella tiene unas condiciones de deportista muy marcadas. En el bicicrós, entre más pequeño se practique, más grandes serán las posibilidades de llegar lejos”, indicó Yesid Durán, entrenador de Sara.

“Sarita, te voy a dar un consejo: Tómate la sopa, hazles caso a tus papás y rinde en el colegio”, con estas palabras, el medallista olímpico Carlos Mario Oquendo se dirigió a Sara cuando la niña lo abordó para preguntarle cómo hacía para ser tan bueno. “Esas palabras le llegaron al alma a ella, desde ahí está más dedicada, más juiciosa”, mencionó Eddy.

Sara no solo se quedó con el consejo de Oquendo. Mariana Pajón, quien ganó medalla de oro en BMX en los Olímpicos de Londres en el año 2012, también la animó a seguir, diciéndole: “cuando llegues al primer puesto, nunca te bajes”.

Y sí, el gusto por el BMX se intensificó en Sara cuando vio en competencia a Pajón y a Oquendo, en la pista en la que ella entrena tres veces por semana.
“Desde ahí no se pierde una competencia de Mariana y Carlos Mario. Nos pide a diario que revisemos las redes sociales de ellos a ver qué están haciendo. Cambió sus rutinas de alimentación, empezó a aprenderse las partes de la bici cuando vio que Mariana desarmaba y armaba sus bicis. Mejor dicho, ella está súper entusiasmada y eso nos alegra mucho”, concluyó Paola Veloza, tía de Sara.

El último triunfo de Sara fue en el Festival de Escuelas de BMX en Sogamoso, donde se colgó otra medalla de oro.


Néstor Alexander Gómez, Javier Felipe Murcia Montaño, Camilo Andrés Gómez y Juan Carlos Sánchez, Ciclomontañismo

El ‘Team junior’ del ciclo montañismo de Ubaté

Cuatro pequeños ciclistas del municipio de Ubaté están dando de qué hablar en el gremio de las bielas, modalidad del ciclo montañismo, en el departamento de Cundinamarca y a nivel Nacional. Se trata de Néstor Alexander Gómez, de 9 años de edad, estudiante de cuarto grado en el Colegio Técnico de Capellanía; Javier Felipe Murcia Montaño, de 10 años, escolar de cuarto de primaria en la Unidad Básica; Camilo Andrés Gómez, de 12 años de edad, alumnos de séptimo grado en el Instituto Bolívar y, por último, Juan Carlos Sánchez, de 12 años de edad, quien cursa séptimo grado en el Colegio de la Presentación.

Estos cuatro ubatenses forman parte de la Escuela de Ciclismo de Ubaté y están bajo la batuta de su entrenador: el ciclista retirado, Lorenzo Calderón.

Cada mañana se levantan con el objetivo de sumar kilómetros en competencias oficiales, pero sobretodo, subir al podio.

La jornada para ellos comienza como la de todo niño normal. Madrugan al colegio para cumplir con su jornada estudiantil, en la que deben responder con la misma disciplina. Cuando el reloj marca la hora de salida en sus respectivas instituciones, saben que está cerca la jornada de entrenamientos. Existen días en que apenas se asoma un pequeño reflejo de hambre por sus cabezas. Aun así, cada uno es consiente que el alimento y el descanso hace parte de su rutina de entrenamiento.

PREPARACIÓN
Finalmente llegan las tres de la tarde, es hora de ir a entrenar. La semana está distribuida para 10 horas de trabajo específico. El día lunes, es para recuperación, ejercicios de estiramientos y trabajo suave ¿Por qué, si apenas se empieza semana? Porque generalmente los domingos son competencias. Los martes, es el turno para el trabajo técnico en terreno montañoso y habilidad con conos; el miércoles se trabaja potencia, repeticiones y fuerza; llega el jueves, tiempo para trabajo de recuperación sobre terreno plano, ya van tres días de intenso entrenamiento. Llegó el viernes, terminó la semana, pero no la rutina, con un trabajo de recorrido extenso (fondo) se completa las horas de práctica.

Néstor, Javier, Camilo y Juan Carlos decidieron este estilo de vida. Ellos saben que deben dar más de sí para obtener los resultados propuestos. El Trabajo y la disciplina les explotarán sus aptitudes y sólo dependerá de su actitud para que lo puedan conseguir.

Cada uno tiene su historia. Algunos empezaron tarde, dicen. Pero a ver, ¿será tarde empezar a los 10 años? El que más tiempo lleva participando de manera competitiva es dos años. Cada uno tiene medallas que exhibir y trofeos que abrazar.

EL PALMARES
Néstor ya suma en su palmares una medalla de oro infantil de la Copa Mezuena 2014, como otra presea dorada del Festival de Pony Fútbol 2015. Javier ya es campeón infantil de la Copa Entre Montañas 2015 (5 Válidas) y de la Copa Cundinamarca 2015 (7 válidas). Además de salir subcampeón de la Copa Abierto Andino 2014. Camilo por su parte, ya puede contar un campeonato de la Copa Entre Montañas, en el 2015 y dos sub campeonatos: en la Copa Cundinamarca 2015 y en el Festival de Pony Ciclismo. Y por último, Juan Carlos, quien es el que más títulos ha conseguido en tan sólo un año en competencias. Suma siete distinciones: Campeón Copa Cundinamarca, Copa Eliminator, Festival Pony Ciclismo y Encuentro del Triciclo y la Bicicleta de Ruta. Además obtuvo medalla de oro en el Campeonato Nacional que se desarrolló en la Ciudad de Pasto (Nariño) y en el Campeonato Departamental en pruebas de Cross County y Eliminator.

VIAJE A MEDELLÍN
A su vez, por salir campeones en las eliminatorias departamentales del Pony Ciclismo, Camilo, Juan Carlos y Néstor viajarán a la ciudad de Medellín, a finales del mes de enero del próximo año para participar del Festival de Festivales Pony Ciclismo Nacional y representarán al departamento de Cundinamarca.

PATROCINIO
Por si fuera poco, y gracias a su destacado rendimiento, estos ciclistas lograron la atención y el patrocinio de importantes marcas del gremio. Compañías como STLBIKES (STL), MAXXIS y la Oficina de Recreación y Deportes de Ubaté, empezaron a creer en estos muchachos desde el inicio de la temporada 2015. Se evalúa que en el 2016 continúe con el apoyo.
Cada uno de estos ciclistas son conscientes de lo alcanzado hasta ahora, pero también tiene claro los kilómetros que aún les falta recorrer a bordo de cada una de sus bicicletas.


 

Julián Camilo Vanegas Pinilla, downhill

“Quiero ser campeón mundial de downhill”: Camilo Vanegas

La indumentaria está completa: casco, guantes, antiparras –gafas-, zapatillas. La bicicleta está a punto, con los frenos calibrados, doble suspensión y llantas a la medida. Hay un descenso de 1.600 metros. En el camino hay piedras, arbustos, raíces. Las pulsaciones se intensifican. El ritmo cardiaco baja. El clima no importa, y solo quedan 30 segundos para empezar a bajar.

En tres minutos se recorren esos 1.600 metros a una velocidad promedio de 60 kilómetros por hora, tiempo en el que el equilibrio, la concentración, los reflejos y la fuerza se ponen en el punto más alto de exigencia para evitar una caída. Al final, la cabeza se eleva para poder mirar de nuevo la cima. Hay que volver a subir, son seis veces y apenas va una.

Así son las jornadas de entrenamiento de Julián Camilo Vanegas Pinilla, un ubatense de 19 años de edad, que lleva cerca de cuatro años practicando el downhill, una modalidad del ciclo montañismo que utiliza escenarios naturales para el descenso rápido.

Camilo, quien además cursa cuarto semestre de Zootecnia en la Universidad de Cundinamarca, ya suma 95 medallas obtenidas durante todo el tiempo que lleva practicando el ciclismo. “Yo montó bicicleta desde que estaba en cuarto de primaria en Carmen de Carupa”, narró.

Sus primeros pasos fueron en el ciclo montañismo donde, en dos años de participaciones, ganó 70 medallas, entre ellas 11 de oro. Pero Camilo deseaba darle un giro a su pasión, “me empezó a gustar más el downhill y decidí comenzar a practicarlo”, contó.

Este cambio le exigía una mayor inversión, debido a que la bicicleta que utilizaba no le servía. Necesitaba una nueva. El problema, era el precio. “Trabajé en las vacaciones de diciembre del 2011 en el Almacén JR, y ahí reuní algo de dinero”. Con el dinero obtenido con su trabajo, más la venta de la antigua bicicleta, Camilo reunió lo suficiente para comprar una bicicleta especializada en downhill. Ahora sí. ¡A correr!

En ese año, 2012, el talentoso joven empezó a competir en su nueva modalidad. Zipaquirá sería el lugar para la primera carrera. El resultado: primer puesto y por ende, el primer Oro. Semanas después, Susa lo recibió para volver a correr, allí, nuevamente repitió oro. Las cosas pintaban bien.

Era un excelente año. Los buenos resultados lo acompañaban de cara a la Copa Cundinamarca de Downhill. Otra vez el desenlace fue el deseado. Primer lugar y se colgaba una nueva medalla de oro, pero esta vez, con un sabor diferente: era el mejor en el departamento.

El año 2013 no terminaría igual que el anterior. Luego de competir un primer semestre a buen ritmo, pasó un evento inesperado. Durante una mañana de entrenamiento en el alto de la ‘tetá’, el sábado 21 de julio, Camilo fue abordado por cuatro sujetos armados con revolver y puñal. Lo tumbaron, lo amenazaron y lo despojaron de todo. Le quitaron su indumentaria y su bicicleta, sí, la misma con la que había ganado los oros. “Esa fecha nunca se me va a olvidar”, resaltó Camilo. En lo que quedó del año, no pudo competir. No había en qué.

Después de ese día, tuvieron que pasar siete meses para que sus padres, don Héctor Julio y doña Patricia le compraran una nueva bicicleta. “No imaginé que mis papás me fueran a comprar una nueva y mejor bici que la que tenía, y más porque ellos viven diciéndome que me retire de este deporte tan peligroso”, indicó alegre Camilo.

Con nueva bicicleta, había que coger forma otra vez. Volvió a los entrenamientos y luego de algunos días de practicar, regresó a las carreras, empezó a subir de nuevo a los podios y en su rostro, ya se le veían los ojos brillantes y una sonrisa marcada. Ya estaba listo. Era hora de correr en la modalidad de downhill del Campeonato Nacional de Ciclo Montañismo.

La primera experiencia, luego del desafortunado robo, sería en Tocancipá, en noviembre del 2014. Siete departamentos participaron, cada uno con cinco competidores, había que darla toda. Luego de tres días de eliminatoria y de 12 horas de competencia, el resultado fue medalla de plata.

Al siguiente año, la cita nacional era en Pasto (Nariño), el pasado mes de junio, de nuevo subió al podio, pero en esta oportunidad quedó de terceras. “El nivel año a año crece en Colombia y las pistas son cada vez más duras”, concluyó Camilo.

Cuenta además, que seguirá trabajando, porque aún está a tiempo de lograr su sueño: “correr mundiales y salir campeón”.

JORGE SUÁREZ CELIS
REDACCIÓN LA VILLA

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