Cuando solo había pasado un mes de la celebración de sus tres años, a Juan Estaban Rozo Pachón le descubrieron cáncer en su sangre. Al pequeño Juanes, como lo llaman, lo diagnosticaron con la mortal enfermedad que pocos superan.
“Se lo descubrieron porque él vivía muy enfermito de gripa, tosecita, pero lo veíamos normal, con las molestias de los niños de su edad. Lo llevamos a la Clínica de La Sabana, le hicieron un examen muy avanzado y arrojó ese resultado”, contó Víctor Rozo, padre de Juanes.

La noticia fue un baldado de agua fría para la familia. El bebé de la casa tenía leucemia linfoblástica aguda infantil, también llamada LLA, un cáncer de la sangre y la médula ósea.
“El niño duró tres días en La Sabana y luego lo remitieron a la Clínica Colsubsidio Infantil en Bogotá, donde empezó todo su tratamiento”, explicó el padre del pequeño.
Fueron 40 días y 40 noches los que Juanes estuvo hospitalizado sin salir de la clínica. “Por lo pequeño él no entendía la situación, pero para nosotros fue un golpe muy duro en toda la familia, tanto la de mi esposa como la mía”, agregó Víctor.

Este padre de familia contó que por esos días tuvo que renunciar a su trabajo como conductor de tractomula para poder radicarse en Bogotá y acompañar al pequeño Juanes. “A mi esposa la empresa la siguió amparando, la incapacitaron todo el tiempo que estuvimos en Bogotá acompañándolo en su tratamiento”, relató.
La pandemia
Al pequeño Juanes le descubrieron el cáncer el 27 de octubre de 2019, solo meses antes de la declaratoria de aislamiento obligatorio debido a la pandemia del covid, que hizo aún más complicado el proceso. “Gracias a Dios tenemos un carrito y fue nuestra mano derecha, porque debido a la salud del niño no lo podíamos subir al servicio público ni nada, tenía que vivir alejado de todo virus y gripas. El carro lo tenemos adecuado para él, cargábamos la carpeta con la historia clínica por los retenes y nos sirvió para llevarlo a sus tratamientos”, apuntó.
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Lina Paola Pachón es la madre de Juanes, trabaja en una mina de carbón, y recordó los difíciles días que como familia afrontaron: “En ese tiempo acabábamos de perder a mi padre por un cáncer en los huesos, estábamos pasando por esa crisis cuando diagnosticaron a Juanito, fue muy duro”.
Pasó el tiempo y, entre ires y venires, Juanes cumplió las quimioterapias, todo el proceso de medicinas y tratamiento, y al mostrar progreso, la clínica les dio la noticia que pagó todo el sacrificio que hicieron sus padres: “Los médicos nos lo entregaron con una supervivencia de vida del 99%, no es el cien, pero sabemos que, con la voluntad de Dios, mi niño está completamente curado”, narró el emocionado padre.
Lina Paola, por su parte, no paró de nombrar a Dios en su relato, pues como buena católica, agradece a sus santos por lo que llama un milagro. “Fue duro, pero gracias a Dios estuvimos bendecidos por todo el mundo, toda la familia, por la empresa donde trabajo, por todos”, dijo.


Este es un punto en el que coincide su esposo Víctor: “La medicina es medicina, pero, ante todo, aquí se lo debemos a la voluntad de nuestro señor santísimo”.
La buena noticia quedó plasmada en el carro de la familia. “Juanes, 5 años. Vencí el cáncer gracias a Dios. Soy un guerrero y sobreviviente”, mensaje que llevan a todos lados como testimonio de vida, el cual está adornado con los íconos de Supermán, Ironman, Batman y Spiderman. Además, camisetas con el mismo mensaje son usadas con orgullo.
Una vida normal
Juanes acaba de completar seis años y, en su fiesta, hubo más de un motivo de celebración. Rodeado por toda su familia, el canto de cumpleaños se gritó con fuerza, cargado de un tono de agradecimiento y dicha, porque saben que “volvió a nacer”.

Actualmente, Juanes vive la vida normal de cualquier niño de su edad. Y sí que la vive, mientras realizábamos esta entrevista, no dejó de correr por los prados verdes de su casa y bajo el sol intenso. “Tenemos nuestras precauciones, como el uso de tapabocas, su lavado de manos, higiene y demás”, indicaron sus padres.
Estudia transición en el Gimnasio de los Andes y por primera vez disfruta de sus cotidianos días sin la carga de la enfermedad que lo acechó. “Sabe que ha sido un valiente, que le tocó muy fuerte, y hoy tratamos de que lleve una vida normal. Él dice: –yo soy un superhéroe-, y todos sabemos que se portó como tal”, culminó su mamá.
Jorge Suárez Celis
REDACCIÓN LA VILLA