Desde hace un año, más de 22 estudiantes de la Institución Educativa Departamental Bruselas de Ubaté hacen parte del “Club de agricultura” de este colegio rural, un proyecto que profundiza el aprendizaje en lombricultura, compost y huertas caseras, como parte de un proceso complementario en su formación educativa.
Diana Aguilar, docente de tecnología, es quien lidera este club y explica que los alumnos son libres en escoger el tema electivo de su interés. “Aquí en la institución existen varios clubes, como teatro, danza, robótica, dibujo, gastronomía, música y demás; en mi caso lidero el de agricultura y aquí los estudiantes aprenden la importancia de sembrar plantas totalmente orgánicas”, menciona.

La iniciativa llegó al colegio en el marco del programa “Conciencia Verde”, de la Empresa de Servicios Públicos de Ubaté (Emservilla), que impulsa las acciones medioambientales con el objetivo de optimizar recursos y aprovechar el entorno en beneficio del medio ambiente. “El lombricultivo empezó hace un año luego de que Emservilla llegara a enseñarnos cómo cuidar las lombrices y ha sido un proyecto que ha venido avanzando con el tiempo. Ya tenemos un pie de cría importante, y pues las lombrices son las que nos generan este abono orgánico que permite que nuestras plantas produzcan como se espera”, menciona Aguilar.
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La docente agrega que la huerta escolar es sembrada desde labranza mínima aprovechando las zonas verdes que antes eran inutilizadas. “Tenemos lo que es el frijol, la arveja, maíz porva Simijaca, que es un maíz de la región; también lechugas, cilantro, zanahoria, hierbas aromáticas, acelgas, y todo lo que se pueda siembra en una huerta”, puntualiza.
Juan Carlos Rocha, estudiante del grado noveno, es uno de los estudiantes más activos en el Club de agricultura y agradece que en los espacios académicos se incentiven estos conocimientos. “Desde muy pequeño siempre me ha gustado el campo y como mis abuelos eran de campo, decidí llevar esa tradición a otra generación. Antes de la pandemia vivíamos en el campo y ahora regresamos a la vereda Apartadero donde decidimos empezar a trabajar agricultura y animales”, precisa.

Para este alumno del colegio de Bruselas, lo que aprende en la huerta escolar lo implementa en la casa. “Empecé con lombriz de tierra porque no había la californiana, pero ahora ya armé las camas como la californiana y ya sembramos arveja y haba”, finaliza.
Junto con la capacitación inicial, Emservilla entregó dos composteras y el pie de cría de lombrices, insumos con lo que hoy este colegio le apuesta a los alimentos orgánicos con la lombricultura como base. “En el momento tenemos 22 estudiantes de sexto al grado once que están vinculados al proyecto, y ya hemos sacado una cosecha de arveja, una parte la repartimos entre los participantes del club y la otra se vendió para tener un fondo para comprar más semillas”, resalta.
Y es que en el colegio se estableció una cultura de aprovechamiento de residuos en torno al proyecto. “Las lombrices lo que hacen es que descompone toda la materia orgánica de los residuos que salen de la cocina del comedor escolar. Los niños también traen de sus casas residuos orgánicos, todo se composta y de eso las lombrices se alimentan y nos generan abono líquido y sólido”.

La docente, y líder del club, espera que el proyecto se mantenga para que los alimentos sean orgánicos. “Que tu comida sea tu medicina y tu medicina sea tu comida”, dice. Y va más allá al indicar que están a la espera de que alguna empresa los apoye para armar un invernadero. “Esto para la protección contra insectos y aves; y como tiene una temperatura estable, nos sirva para que nuestra producción sea más rápida y de mejor calidad”, comenta.
Finalmente, resalta que el club de agricultura hace sinergia con otras actividades escolares que complementan el aprendizaje. “Nosotros tenemos una metodología relacional que incluye varias materias. En el caso de la lombricultura, Juan Carlos, en compañía de otros alumnos, van a realizar un sensor de humedad, de temperatura y pH, para tener una atmosfera más controlada para las lombrices. También tienen un proyecto que lo van a unir con ciencias naturales, sociales, tecnología, inglés y ciencias; es un proyecto transversal”, concluye Aguilar.
Emservilla indica que este proyecto se replica en otras instituciones públicas y privadas de Ubaté.