Desde muy pequeño Daniel Maldonado, hijo de Sandra y de Óscar, y nieto de Dominga, estuvo influenciado por la música. Su destino parecía claro desde entonces, pues su gusto por la música venía desde varias generaciones atrás.
“Cuando era niño había música en todos lados. A mi abuela le encantaban las rancheras y la música mexicana de los 40 y 50, entonces se escuchaba mucho Jorge Negrete, Pedro Infante, Javier Solís, y en la casa había un toca discos pequeño y se colocaba en la mañana esa música y en la tarde llagaban mis tíos y escuchaban Nino Bravo, Jose Luis Perales y ese tipo de música de los 70. A mi papá le encantaba el rock and roll entonces escuchábamos Beatles, Led Zeppelin, y mi mamá escuchaba Michael Jackson, entonces la diversidad de música era increíble”, recuerda Daniel.
Creció en la casa de sus abuelos, junto con sus hermanos Natalia y Camilo, y con su hermana comparte el gran gusto por la música. En esa casa, ubicada en el barrio San Francisco, Daniel empezó a explorar, soñar e imaginar el artista que siempre estuvo rondando sus pensamientos. “Mi papá fue músico, tenía su banda de rock and roll, mi abuela cantaba, mis tíos todos cantan y por parte de mi mamá también habían familiares que cantaban y tocaban, y yo creo que todo eso tocó mi vena artística”, narró.
Pero no sólo en su casa “alimentaban” de música al creciente artista. En su primaria, durante el paso por el Colegio de La Presentación, el piano le coqueteó tanto que fue el primer instrumento que aprendió a tocar con propiedad gracias a la hermana Inés, una monja que le enseño los primeros acordes.
“Vengo de una familia muy bonita. Me crié con mi abuela, que fue muy importante para mi vida y la de mis hermanos y en la casa de mis abuelos aprendí el sentido de la música”
Los juegos con los que los niños solían divertirse no generaban atracción en Daniel. Cuando era pequeño pasaba horas estudiando partituras para ser músico. Hasta sus travesuras tenían que ver con música: “yo recuerdo que al costado de la casa vivían unos amigos que estudiaban conmigo, entonces saltábamos la barda para jugar, pero no era a los pistoleros ni nada de eso, sino yo miraba los posters de los artistas que me gustaban e hice unas guitarras de cartón y a cada uno de mis amigos les regalé una y nos presentábamos frente a la familia haciendo como una mímica de que estábamos tocando canciones”, relata.
Bogotá, la ciudad de todos
Pasaron los años y ya adolescente Daniel sintió que debía emprender su camino en la música. “Mi abuela me dijo que debía hacer algo con mi vida porque yo estaba que molestaba con la música. Yo en esa época tocaba en bares, y en Ubaté ya me empecé a dar a conocer y yo sonaba en la emisora, pero tomé la decisión de irme solo a Bogotá, sin la ayuda de nadie” cuenta. Agarré una maleta, unos pesos y me fui a ver qué pasaba conmigo y con la música. El cambio fue terrible porque estaba acostumbrado a muchas comodidades, pero aprendí”, concluye.
En esa búsqueda permanente llegó a vivir al barrio Teusaquillo a una habitación ubicada en un tercer piso. Casualmente, en el primer piso de esa antigua y tradicional casa bogotana era el “ensayadero” de agrupaciones y cantantes que hoy son celebridades. “Allá ensayó Monsiuer Periné, La 33, ChoQubTown, Fonseca, Ilona, Aterciopelados, y empecé a conocer a la gente que está sonando ahora y, ahora, muchos de ellos son entrañables amigos”.
El compositor
Desde que empezó a interpretar las partituras de The Beatles en el piano de la hermana Inés, en el Colegio de La Presentación, y luego de la primera guitarra que en una navidad le regaló su papá, Daniel empezó a educar el oído. Su vena artística no sólo se limitó a tocar instrumentos y a cantar, sino que, además, su instinto musical lo llevó a crear melodías. “Cuando tenía 13 años empecé a ver los acordes en los cuadernillos viejos de mi papá y me dio por crear un par de líneas y saber qué significaba hacer una canción”. A esa edad compuso lo que fue su primera canción.
Las experiencias recogidas a lo largo de su infancia y adolescencia le sirvieron para crear cientos de canciones que hoy son más de 400.
‘Presentimiento’, ‘Sin ti’, ‘Abismo’, ‘La ofrenda’, ‘Tus ojos’, ‘No digas nada’, ‘Buscándote’, ‘Estar contigo’, ‘Tengo’, son algunos de los títulos de las melodías que creó.
Detrás de cada letra hay una gran historia. ‘La ofrenda’ es una de ellas y cuenta experiencias con su hija menor: Salomé. “Esta canción se la escribí a mi hija que va a cumplir tres años y está lejos. De eso habla la canción, del dolor de la distancia y del agradecimiento a ella y a Dios por tener una hija”, comenta.
También ha tenido la oportunidad de escribir canciones para varios artistas con trayectoria en el gremio. Cali y El Dandee y Mike Bahía han encontrado en Daniel un aliado para lograr grandes éxitos musicales. “Ellos (Cali y El Dandee) hace tres años sacaron un disco que se llama: ‘3 am’ donde está ‘Yo te esperaré’ y yo escribí con ellos la canción ‘No digas nada’. Tambien ayudé en algunas partes en ‘Gol’, que fue la canción del mundial de Brasil 2014. No la compuse toda, pero ayudé en algunos fragmentos a Mauricio (Dandee) con la letra.”, recuerda.
Daniel, junto a Mike Bahía, escribió un par de canciones para el álbum del artista caleño: ‘Estar contigo’ y ‘Sola bonita’. “Hoy muchos compositores se alían para escribir canciones, cosa que no pasaba antes, en donde era solo uno siempre. Por ejemplo “Gol”, que fue un éxito, la escribimos cinco personas”, indica.
“Canciones para patos”
El presente de Daniel es continuar tocando en presentaciones públicas y privadas. Para este año ya tiene su agenda casi llena, a la vez que colabora con la carrera musical de su hermana Natalia, con quien ya ha realizado presentaciones y quien próximamente sacará su sencillo musical.
La música lo inspira a trabajar en diferentes proyectos y el amor por sus hijos lo motivan aún más. Tanto así que ahora trabaja en ‘Canciones para patos’, un disco infantil con 10 canciones dedicadas a los niños y a los hijos. “La inspiración no han sido solamente mis hijos (Julián y Salomé) sino todos los padres que me rodean. (El disco) lo produje con un amigo que es músico y que también es papá. Queremos rescatar el amor que los padres sienten hacia sus hijos, porque nos hemos dado cuenta que muchas veces los padres descuidan su hogar. Nosotros, que tenemos nuestros hijos lejos, entendemos que debemos valorar cada momento, cada segundo al lado de los que amamos”, concluye.
JORGE SUAREZ
REDACCIÓN LA VILLA