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«Quiero ser campeón mundial de downhill”: Camilo Vanegas

Camilo ya suma 95 medallas obtenidas durante todo el tiempo que lleva practicando el ciclismo.

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La indumentaria está completa: casco, guantes, antiparras –gafas-, zapatillas. La bicicleta está a punto, con los frenos calibrados, doble suspensión y llantas a la medida. Hay un descenso de 1.600 metros. En el camino hay piedras, arbustos, raíces. Las pulsaciones se intensifican. El ritmo cardiaco baja. El clima no importa, y solo quedan 30 segundos para empezar a bajar.

En tres minutos se recorren esos 1.600 metros a una velocidad promedio de 60 kilómetros por hora, tiempo en el que el equilibrio, la concentración, los reflejos y la fuerza se ponen en el punto más alto de exigencia para evitar una caída. Al final, la cabeza se eleva para poder mirar de nuevo la cima. Hay que volver a subir, son seis veces y apenas va una.

Así son las jornadas de entrenamiento de Julián Camilo Vanegas Pinilla, un ubatense de 19 años de edad, que lleva cerca de cuatro años practicando el downhill, una modalidad del ciclo montañismo que utiliza escenarios naturales para el descenso rápido.

Camilo, quien además cursa cuarto semestre de Zootecnia en la Universidad de Cundinamarca, ya suma 95 medallas obtenidas durante todo el tiempo que lleva practicando el ciclismo. “Yo montó bicicleta desde que estaba en cuarto de primaria en Carmen de Carupa”, narró.

Sus primeros pasos fueron en el ciclo montañismo donde, en dos años de participaciones, ganó 70 medallas, entre ellas 11 de oro. Pero Camilo deseaba darle un giro a su pasión, “me empezó a gustar más el downhill y decidí comenzar a practicarlo”, contó.

Este cambio le exigía una mayor inversión, debido a que la bicicleta que utilizaba no le servía. Necesitaba una nueva. El problema, era el precio. “Trabajé en las vacaciones de diciembre del 2011 en el Almacén JR, y ahí reuní algo de dinero”. Con el dinero obtenido con su trabajo, más la venta de la antigua bicicleta, Camilo reunió lo suficiente para comprar una bicicleta especializada en downhill. Ahora sí. ¡A correr!

En ese año, 2012, el talentoso joven empezó a competir en su nueva modalidad. Zipaquirá sería el lugar para la primera carrera. El resultado: primer puesto y por ende, el primer Oro. Semanas después, Susa lo recibió para volver a correr, allí, nuevamente repitió oro. Las cosas pintaban bien.

Era un excelente año. Los buenos resultados lo acompañaban de cara a la Copa Cundinamarca de Downhill. Otra vez el desenlace fue el deseado. Primer lugar y se colgaba una nueva medalla de oro, pero esta vez, con un sabor diferente: era el mejor en el departamento.

El año 2013 no terminaría igual que el anterior. Luego de competir un primer semestre a buen ritmo, pasó un evento inesperado. Durante una mañana de entrenamiento en el alto de la ‘tetá’, el sábado 21 de julio, Camilo fue abordado por cuatro sujetos armados con revolver y puñal. Lo tumbaron, lo amenazaron y lo despojaron de todo. Le quitaron su indumentaria y su bicicleta, sí, la misma con la que había ganado los oros. “Esa fecha nunca se me va a olvidar”, resaltó Camilo. En lo que quedó del año, no pudo competir. No había en qué.

Después de ese día, tuvieron que pasar siete meses para que sus padres, don Héctor Julio y doña Patricia le compraran una nueva bicicleta. “No imaginé que mis papás me fueran a comprar una nueva y mejor bici que la que tenía, y más porque ellos viven diciéndome que me retire de este deporte tan peligroso”, indicó alegre Camilo.

Con nueva bicicleta, había que coger forma otra vez. Volvió a los entrenamientos y luego de algunos días de practicar, regresó a las carreras, empezó a subir de nuevo a los podios y en su rostro, ya se le veían los ojos brillantes y una sonrisa marcada. Ya estaba listo. Era hora de correr en la modalidad de downhill del Campeonato Nacional de Ciclo Montañismo.

La primera experiencia, luego del desafortunado robo, sería en Tocancipá, en noviembre del 2014. Siete departamentos participaron, cada uno con cinco competidores, había que darla toda. Luego de tres días de eliminatoria y de 12 horas de competencia, el resultado fue medalla de plata.

Al siguiente año, la cita nacional era en Pasto (Nariño), el pasado mes de junio, de nuevo subió al podio, pero en esta oportunidad quedó de terceras. “El nivel año a año crece en Colombia y las pistas son cada vez más duras”, concluyó Camilo.

Cuenta además, que seguirá trabajando, porque aún está a tiempo de lograr su sueño: “correr mundiales y salir campeón”.

Jorge Suárez

REDACCIÓN LA VILLA

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